Una sección de la Ley de Inmigración indica que no pueden ser admitidos en el país, por razones de seguridad, individuos que tengan posibles vínculos con organizaciones criminales.

A nivel oficial no existe una política contra el uso de tatuajes por parte de personas solicitando visas de residencia. Sin embargo, la Asociación Americana de Abogados de Inmigración (AILA) asegura que algunos inmigrantes están perdiendo sus casos porque tienen tatuajes. Se sabe de casos donde las visas han sido negadas, incluso cuando el tatuaje de la persona es inocente y no está relacionado a actividades de pandillas. Algunos inmigrantes aseguran que sus casos están siendo sometidos a un mayor escrutinio luego de que, en el examen médico del inmigrante, aparece que la persona tiene tatuajes. Para el Departamento de Estado, un tatuaje puede ser evidencia de que el solicitante puede representar un riesgo para entrar a Estados Unidos, debido a su historial delictivo o pasado criminal con pandillas.

El problema es que las personas que llegan a una cita consular para una solicitud de residencia, previamente ya pasaron un escrutinio de sus antecedentes criminales. Lo que está pasando es que el cónsul o la persona a cargo de revisar su caso está solicitando una investigación más profunda (que podría durar varios meses), si la persona tiene tatuajes o incluso, si se comprueba que los tuvo y se los quitó a través de un procedimiento láser.

Todos los inmigrantes en trámite de residencia tienen que pasar un examen médico. Es durante esta revisión física de salud que el médico documenta todos los tatuajes que tiene la persona. Aunque la persona los esconda debajo de la ropa, el cónsul que lo entrevista para la residencia tendrá en sus manos un reporte médico con todos los tatuajes que tiene en la piel.

La principal recomendación es llevar fotos de todos los tatuajes, con una explicación de su significado. Explicar incluso, ¿qué los motivó a hacerse dicho tatuaje? Debe esclarecer si el dibujo es un estilo de arte, o si se tatuó por motivos religiosos o para recordar a un familiar.

Si por casualidad la persona tienen un tatuaje de índole pandillero o vinculado a su pasado criminal, debe tratar de evidenciar de que en este momento es una persona de buen carácter moral y totalmente desligado a la delincuencia.

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